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El miércoles 28/08/13 se actualiza el sitio anterior con la columna Viajes literarios y reales.
Se archiva a continuación el texto íntegro de Refranes en esta entrada a sábado 31/08/13:
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Se archiva a continuación el texto íntegro de Refranes en esta entrada a sábado 31/08/13:
Refranes.
Introduciré
el tema con la definición del mismo tras consultar el diccionario Anaya de la
Lengua de 1991 coordinado por Georgina Villanueva. Refrán: (Del fr. refrain
= estribillo < lat. frangere = romper, fragmentar) s.m. 1.
Dicho o sentencia popular y anónima que expresa una enseñanza de validez general
[donde fueres haz lo que vieres]. ││ 2. Tener refranes para todo o tener
muchos refranes. Tener una respuesta airosa en toda ocasión, saber salir del
paso con una buena contestación. FAM. Refranero.
Los
refranes, frases hechas por la tradición de un pueblo, de una gente, herencia
cultural que alberga en su seno enseñanzas de nuestro pasado cristalizadas en
su estructura semántica. Hay tantos y tan variados que llegan a existir dos
refranes que dicen justo lo contrario o en una segunda reflexión se distinguen
choques entre los mismos. Ejemplos de refranes que se contradicen: por un lado hombre
refranero, hombre majadero y su contrario hombre refranero, medido y
certero. También hay de los que en una segunda vuelta se puede encontrar
roces: en tus apuros y afanes, acude a los refranes contra hay más
refranes que panes; y cuando no tengo pan, pido consuelo a un refrán. Las
fricciones que aquí veo son que el acomodarse con un refrán no resuelve el
apuro mayor del hambre. Entierran la capacidad de pensamiento en unas verdades
populares que ciegan con consuelos la posibilidad de superarse y mejorar con el
esfuerzo de tu mente ahora. Cuando tratas un tema y te apalancas con un refrán,
estás sepultándote en lo ya convenido, . Y si estamos mal, ¿porqué no cambiar?
¿Porqué seguir una y otra vez aplicando las mismas soluciones a los problemas
dando vueltas alrededor? ¿Porqué conformarse con seguir lo convenido? Está bien
conocer nuestro pasado, tradición y saber popular cimentado en unas
circunstancias históricas, sociales, económicas y culturales para identificar
nuestra realidad con sus pros y sus contras y así, con estos elementos y
nuestra capacidad de pensar e imaginar inventar nuevos modos de resolver los
problemas. En la misma definición introductoria tenemos un refrán: donde
fueres haz lo que vieres. Imitar lo acostumbrado. Ya se sabe que la
letra con sangre entra, así que si
vamos a un sitio donde lo acostumbrado es pegarle un palo a un niño con
dislexia por no entender una lección hasta que sangre, ya estamos tardando en
buscar un botiquín para curarle. En este caso el problema no está en insistir
con violencia para enseñar a leer, sino en el profesor que ignora la dislexia
del niño y en vez de tratarla, ni se molesta en ello porque sigue ese refrán,
fuente de verdad popular, que impide el aprendizaje. Más vale maña que
fuerza habría que aplicar, ¿no? Pero claro, ¿cuándo es mejor usar un refrán
u otro?¿Cuál tiene más valor? Así nos encontramos cien refranes, cien
verdades.
Cada
una de estas fuentes de saber, están condicionadas por unas circunstancias de
nuestro pasado. Son útiles porque nos enseñan a partir de una experiencia
histórica atesorada en la tradición popular. Analizarlos y comprenderlos
conlleva reflexión y uso de pensamiento nuevo, incluso a redescubrir la chispa
que les da vida y comprendiendo su razón y contexto podemos aislar su esencia y
usarla para encontrar una nueva forma de pensar que se aplique mejor al
problema que tratemos. Con esto afirmo que son joyas culturales y bien empleadas
nos sirven mucho más que si nos dejamos cegar por su brillo ya sea por
nostalgia o pereza.
Mi
parecer sobre los refranes es guardarlos con respeto y ojo crítico para dejar
espacio al pensamiento nuevo que nos
haga avanzar.
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