Se cierra la niebla. Agudizados oídos sangran cantos de sirena.

sábado, 24 de agosto de 2013

El cajón del escritor.

       Séptima columna de opinión publicada en El Pueblo de Albacete diario digital a sábado 24/08/13 en el siguiente enlace:

http://www.elpueblodealbacete.com/articulos/1858-el-cajon-del-escritor/

miércoles, 21 de agosto de 2013

Refranes.

      Quinta columna de opinión publicada en AlbaceteCapital.es desde el miércoles 21/08/13 hasta el martes 27/08/13 en el siguiente enlace:

http://albacetecapital.es/aire-plateado-mercurio-garcia-iris/

      El miércoles 28/08/13 se actualiza el sitio anterior con la columna Viajes literarios y reales.

      Se archiva a continuación el texto íntegro de Refranes en esta entrada a sábado 31/08/13:

Refranes.

Introduciré el tema con la definición del mismo tras consultar el diccionario Anaya de la Lengua de 1991 coordinado por Georgina Villanueva. Refrán: (Del fr. refrain = estribillo < lat. frangere = romper, fragmentar) s.m. 1. Dicho o sentencia popular y anónima que expresa una enseñanza de validez general [donde fueres haz lo que vieres]. ││ 2. Tener refranes para todo o tener muchos refranes. Tener una respuesta airosa en toda ocasión, saber salir del paso con una buena contestación. FAM. Refranero.
Los refranes, frases hechas por la tradición de un pueblo, de una gente, herencia cultural que alberga en su seno enseñanzas de nuestro pasado cristalizadas en su estructura semántica. Hay tantos y tan variados que llegan a existir dos refranes que dicen justo lo contrario o en una segunda reflexión se distinguen choques entre los mismos. Ejemplos de refranes que se contradicen: por un lado hombre refranero, hombre majadero y su contrario hombre refranero, medido y certero. También hay de los que en una segunda vuelta se puede encontrar roces: en tus apuros y afanes, acude a los refranes contra hay más refranes que panes; y cuando no tengo pan, pido consuelo a un refrán. Las fricciones que aquí veo son que el acomodarse con un refrán no resuelve el apuro mayor del hambre. Entierran la capacidad de pensamiento en unas verdades populares que ciegan con consuelos la posibilidad de superarse y mejorar con el esfuerzo de tu mente ahora. Cuando tratas un tema y te apalancas con un refrán, estás sepultándote en lo ya convenido, . Y si estamos mal, ¿porqué no cambiar? ¿Porqué seguir una y otra vez aplicando las mismas soluciones a los problemas dando vueltas alrededor? ¿Porqué conformarse con seguir lo convenido? Está bien conocer nuestro pasado, tradición y saber popular cimentado en unas circunstancias históricas, sociales, económicas y culturales para identificar nuestra realidad con sus pros y sus contras y así, con estos elementos y nuestra capacidad de pensar e imaginar inventar nuevos modos de resolver los problemas. En la misma definición introductoria tenemos un refrán: donde fueres haz lo que vieres. Imitar lo acostumbrado. Ya se sabe que la letra con sangre entra,  así que si vamos a un sitio donde lo acostumbrado es pegarle un palo a un niño con dislexia por no entender una lección hasta que sangre, ya estamos tardando en buscar un botiquín para curarle. En este caso el problema no está en insistir con violencia para enseñar a leer, sino en el profesor que ignora la dislexia del niño y en vez de tratarla, ni se molesta en ello porque sigue ese refrán, fuente de verdad popular, que impide el aprendizaje. Más vale maña que fuerza habría que aplicar, ¿no? Pero claro, ¿cuándo es mejor usar un refrán u otro?¿Cuál tiene más valor? Así nos encontramos cien refranes, cien verdades.
Cada una de estas fuentes de saber, están condicionadas por unas circunstancias de nuestro pasado. Son útiles porque nos enseñan a partir de una experiencia histórica atesorada en la tradición popular. Analizarlos y comprenderlos conlleva reflexión y uso de pensamiento nuevo, incluso a redescubrir la chispa que les da vida y comprendiendo su razón y contexto podemos aislar su esencia y usarla para encontrar una nueva forma de pensar que se aplique mejor al problema que tratemos. Con esto afirmo que son joyas culturales y bien empleadas nos sirven mucho más que si nos dejamos cegar por su brillo ya sea por nostalgia o pereza.

Mi parecer sobre los refranes es guardarlos con respeto y ojo crítico para dejar espacio al pensamiento nuevo  que nos haga avanzar.

lunes, 19 de agosto de 2013

Diccionarios.

       Sexta columna de opinión publicada en El Pueblo de Albacete diario digital a sábado 17/08/13 en el siguiente enlace:

viernes, 16 de agosto de 2013

Escritor o poeta.

      Cuarta columna de opinión publicada en AlbaceteCapital.es desde el miércoles 14/08/13 hasta el martes 20/08/13 en el siguiente enlace:

http://albacetecapital.es/aire-plateado-mercurio-garcia-iris/

      El miércoles 21/08/13 se actualiza el sitio anterior con la columna Refranes.

      Se archiva a continuación el texto íntegro de Escritor o poeta en esta entrada a miércoles 21/08/13:

Escritor o poeta.

Hay disyuntivas negativas. Y para mí una de ellas es enfrentar la figura de poeta contra la de escritor separándolas y negando que parten de la misma madre que es la literatura. Poeta es aquel que escribe poesía, y escritor es aquel que escribe. Esas son las definiciones que me valen para plantear la cuestión acerca de la convivencia de ambas figuras en el mismo autor.
Se suele etiquetar como escritor a aquel que escribe prosa en exclusiva en oposición al poeta. Otras veces es necesario enunciar la condición de escritor y poeta para hacer llegar el mensaje de que el autor al que nos referimos en cada caso cultiva ambos géneros literarios. Esta última opción me parece aceptable aunque no convincente en última instancia. Prefiero leer que alguien es escritor y dejar el concepto abierto a que puede cultivar tanto una como otra materia. De hecho las considero potenciales en cualquier persona, lo que pasa es que no las desarrolla. Unos tienen más predisposición natural o circunstancias proclives, es innegable, pero para nada las veo imposibles para cualquiera. Conozco un caso de primera mano que despreciaba el verso como incomprensible y hoy hace del mismo su capa para divertirse con búsquedas y acertijos. Escritor es el que escribe, y puede escribir prosa o poesía por igual. Esa es mi definición completa de escritor que alberga en su seno la forma de poeta. Y en cuanto al término poeta, lo veo más como una contemplación de la parte del escritor que cultiva el verso abstrayéndose de la narrativa convencional y avanzando en una trascendencia que va del interior hacia el exterior. He oído a un autor, que para mí es un poeta excepcional, decir de sí mismo que no se considera poeta porque para él, poeta es alguien que hablando de forma natural le sale sola la poesía. A este hombre le sale y él escucha algo que yo no alcanzo a oír. Tiempo. He ahí esa trascendencia que sale del autor hacia el exterior, en este caso mi percepción. Cuando llamo poeta a este señor estoy contemplando la capacidad que tiene para sintetizar en breves poemas una luz entre aguas que traza un camino que comienza dentro de cada uno y acaba donde otro ofrece su atención. Y para mí es escritor, y al denominarlo así traigo su prosa. A un escritor que sólo escribe poesía sí le llamo poeta, indudablemente, pero también escritor. Porque el escribir poesía participa en mayor o menor medida de una experiencia aunque se use para la metáfora. Trazar el mapa de conexiones entre cada acepción resulta entretenido cuando dispones cada vocablo como piezas de ajedrez sobre el tablero y juegas la primera partida con la muerte hasta el fin. El escritor es el maestro de este juego de reyes. Y el poeta es el maestro que deja su cargo a un lado para tomar parte por el alba o la noche. Es decir, el escritor tiene una perspectiva omnisciente al ver la partida desde arriba y es capaz de estar en ambas partes. Y poeta es el maestro que se libera de la objetividad y disfruta ensuciándose con la sangre del contrincante. O sufre la suya derramada en el siguiente embate. Llora, ríe, grita, padece y disfruta de la pelea recuperándose en el último instante al rescatar el poder de la maestría que dejó a un lado para divertirse con el juego. Son en resumidas cuentas caras de la misma moneda.
Mi opinión sobre si denominar escritor o poeta a un autor es simplificarlo en escritor y cuando apetece y se quiere, poeta.

martes, 13 de agosto de 2013

Versiones cinematográficas de novelas.

       Quinta columna de opinión publicada en El Pueblo de Albacete diario digital a sábado 10/08/13 en el siguiente enlace:

http://www.elpueblodealbacete.com/articulos/1837-versiones-cinematograficas-de-novelas/

viernes, 9 de agosto de 2013

Prosa poética.

      Tercera columna de opinión publicada en AlbaceteCapital.es desde el miércoles 07/08/13 hasta el martes 13/08/13 en el siguiente enlace:

http://albacetecapital.es/aire-plateado-mercurio-garcia-iris/


      El miércoles 14/08/13 se actualiza el sitio anterior con la columna Escritor o poeta.

      Se archiva a continuación el texto íntegro de Prosa poética en esta entrada a viernes 16/08/13:

Prosa poética.

Dentro de la riqueza de géneros literarios nos podemos encontrar la prosa poética. Se trata de un tipo de prosa cuya estética es marcadamente poética en cuanto a que prima un estilo descriptivo y bello por su forma más allá de su argumento. Suele encontrarse en motivos y anécdotas comunes o costumbristas en las que invita al placer de leer por leer sin pensar en grandes intrigas ni altos vuelos morales. De fácil lectura, conecta sin pretensión y germina en el interior del lector una paz acrecentando así el sosiego y gusto por el sustantivo bien adjetivado y el ritmo sin rima que respira un sentimiento esponjado con el agua de la fuente de la plaza del pueblo. Aquella en la que beben las palomas y te afanas en atrapar haciéndolas volar delante de tu ilusión infantil. Al continuar su lectura es curioso cómo crece su calidad en espiral, lentamente en giros cada vez mayores asciende su fuerza sin llegar a alcanzarte. Te eleva y flota sin decirte nada relevante. Su dimensión no radica en la idea sino en la sensación que produce. No en el hecho contado sino en los niveles interiores en los que te transporta sin darte cuenta.
Hay novelas en las que se nota mucho la mano del escritor que también es poeta en este sentido, porque escritor o poeta… Esa disyuntiva aparente tema suficiente a opinar en otro momento con todo lujo de detalles, avanzo mi línea al respecto subrayando el calificativo de aparente con una sonrisa en los labios y una estilográfica azul en mi cuaderno de notas. Y otras novelas en las que por el contrario poseen una forma netamente argumental y llana en diferente grado, salvando las distancias con el género policíaco en el que abundan los saltos adelante o hacia atrás en la narración para enganchar al lector. Una vez que la prosa poética te ha transportado a su terreno en la que lees por el gusto de paladear su armonía te encuentras en un estado de complacencia aflorando un modo de pensar claro y liviano. Es como si te quitase toda la carga de ideas oxidadas que impiden a tu pensamiento moverse con agilidad y libertad. Y sigues leyendo llevado por la corriente. Al acabar de leer un párrafo sientes la llamada de esa idea anquilosada entre axiomas enrobinados y sin prisas retiras las losas que la tienen atrapada. Tu idea habla claro y toma cuerpo mientras sigues leyendo esa prosa poética sin argumento relevante. Te eleva y libera. Discurre el tiempo calmado y respiras siguiendo el ritmo de la prosa poética. Tu idea baila con esta forma y crece con ideas secundarias enriqueciéndose tu imaginación de forma sana y pausada. La contradicción que me presenta este fenómeno me hace reír con un asomo de alegría. Es sorprendente que lecturas que participan de este género sin argumento te den el clima necesario para aclararte y permitirte la formulación de tus historias más densas y profundas. Más si cabe al recordar el momento anterior a decidirse entre una prosa poética y una novela de mayor calado argumental. Ese instante en el que no valoras el darte un respiro y disfrutar sin más. A fin de cuentas leer es un placer y no un deber, y los escritores o artistas por ende nos debemos al placer. Ese acto es de por sí un liberar al hombre de sus cadenas autoimpuestas o cargadas por ajenos.
Mi parecer sobre la prosa poética es que hay que darle una oportunidad y con ello darnos a nosotros mismos la oportunidad de liberarnos de nuestros prejuicios formales.

sábado, 3 de agosto de 2013

Cómo escribir.

       Cuarta columna de opinión publicada en El Pueblo de Albacete diario digital a sábado 03/08/13 en el siguiente enlace:

http://www.elpueblodealbacete.com/articulos/1827-como-escribir/

viernes, 2 de agosto de 2013

Personajes autobiográficos.

      Segunda columna de opinión publicada en AlbaceteCapital.es desde el miércoles 31/07/13 hasta el martes 06/08/13 en el siguiente enlace:

http://albacetecapital.es/aire-plateado-mercurio-garcia-iris/

      El miércoles 07/08/13 se actualiza el sitio anterior con la columna Prosa poética.

      Se archiva a continuación el texto íntegro de Personajes autobiográficos en esta entrada a viernes 09/08/13:

Personajes autobiográficos.

El autor es una persona, alguien que vive y muere cada día al levantarse y acostarse como el sol. Cada vuelta es igual y distinta en su devenir con otras personas que a su vez tienen sus vidas, espejos en las que se refleja la del autor. Nuestro mundo es un océano, masa de agua enorme en la que parece haber una homogeneidad, sin embargo al profundizar en el mismo se perciben muchas corrientes de distinto cariz en los que vivimos más o menos influenciados. ¿Nos conducen o conducimos? Muchas veces se siente el impulso de plasmar las vivencias que le pasan a uno en forma de diarios unas ocasiones y en otras hojas sueltas de otoño. Directas y en carne viva se tatúan esos momentos y así al rojo vivo se marcan en esos territorios vírgenes a los ojos de otros, los diarios. Estos materiales son los más subjetivos que se pueden crear. En la literatura se dan muchas novelas en las que se traslucen estas particularidades existenciales de forma más o menos pura en los personajes. Así la primera persona es un recurso muy al uso en este aspecto. Ante el hecho de personajes que recrean la vida del autor suelen darse dos posturas. De un lado está la aceptación basada en la credibilidad y por otro la contrariedad fundada en la originalidad.
Al crear un personaje se le da una mayor o menor carga de vivencias personales según la intención del autor. Y después de crear a varios personajes se encuentra con un laberinto de espejos en los que una autobiografía se convierte en múltiples autobiografías en cuanto que al enunciarlos y observarlos la historia te hace replantearlos conforme a tus semejantes del día a día. Se quiera o no, toda criatura parte de uno mismo al pensarla. El mero pensamiento es una recreación indirecta de la realidad propia. La intención la circunscribo a elegir entre credibilidad y originalidad sumado a la perspectiva del argumento. El saber observar las emociones de uno mismo y canalizarlas en personajes con un propósito en la historia, consiste en equilibrar esa carga autobiográfica que da consistencia y por ende credibilidad con el horizonte de la historia y su originalidad más allá del mundo. Es el juego de acelerar o frenar la descripción de estados de ánimo o la individualidad del protagonista con la situación en la que transcurre la historia y mensaje de la misma. Trascender de lo subjetivo del personaje a lo objetivo del mensaje es un punto necesario para que la novela o relato tenga relieve y no se quede en una historia plana para desahogarse en la piel de otro con una situación parecida cambiando nombres y detalles para no identificarlos con personas o hechos reales. El encontrarse algunas  novelas que abusan de la autobiografía pierde la oportunidad de superarla y termina ahogándote en la realidad en vez de darte un respiro a la misma. Otras novelas por el contrario son pura fantasía en el sentido de no fundar en ninguna experiencia a los personajes haciendo de sus historias castillos de naipes en el aire con los que no puedes tomar suficientes puntos en común para que te enganche o identifiques. A veces viene bien uno u otro extremo.
 Mi apuesta personal es la suma y encaje de ventajas de cada postura. El enfrentamiento es positivo cuando posibilita identificar los pros y contras de cada una. Ese punto justo en el que los personajes alcanzan su techo y la historia se lo rompe para construirles una terraza en el hueco dejado desde donde poder respirar una nueva vida.