Se cierra la niebla. Agudizados oídos sangran cantos de sirena.

martes, 18 de junio de 2013

Leer en el metro

Buenos días:

  Cada día cojo el metro para ir al trabajo. Me acompaña la lectura de párpados caídos. La mirada indiferente de una espalda afligida por las prisas. El parloteo de dos mujeres y aquel anuncio descolorido con una playa paradisíaca.
 Suena el traqueteo a la par que mi respiración interior al recordar la marca roja en el calendario, día de cobro, día de pago: números rojos. Es cuando aquel niño me da con un globo enorme con forma de caballito, siento rabia, no por el crío. Mi instinto falla al imaginar un pillo irrespetuoso recogiendo la pelota. En vez de eso veo en sus ojos miedo. Temor a haber molestado sin querer a alguien que alberga la intriga de un gato a medianoche. Sonrío, tiene ese tipo de gafas... A veces olvido que fui niño y le devuelvo el caballito con esta lectura: no hay mejor libro que vivir el presente reencontrandose con uno mismo y los demás.

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