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El miércoles 07/08/13 se actualiza el sitio anterior con la columna Prosa poética.
Se archiva a continuación el texto íntegro de Personajes autobiográficos en esta entrada a viernes 09/08/13:
Personajes
autobiográficos.
El
autor es una persona, alguien que vive y muere cada día al levantarse y
acostarse como el sol. Cada vuelta es igual y distinta en su devenir con otras
personas que a su vez tienen sus vidas, espejos en las que se refleja la del
autor. Nuestro mundo es un océano, masa de agua enorme en la que parece haber
una homogeneidad, sin embargo al profundizar en el mismo se perciben muchas
corrientes de distinto cariz en los que vivimos más o menos influenciados. ¿Nos
conducen o conducimos? Muchas veces se siente el impulso de plasmar las
vivencias que le pasan a uno en forma de diarios unas ocasiones y en otras
hojas sueltas de otoño. Directas y en carne viva se tatúan esos momentos y así
al rojo vivo se marcan en esos territorios vírgenes a los ojos de otros, los
diarios. Estos materiales son los más subjetivos que se pueden crear. En la
literatura se dan muchas novelas en las que se traslucen estas particularidades
existenciales de forma más o menos pura en los personajes. Así la primera
persona es un recurso muy al uso en este aspecto. Ante el hecho de personajes
que recrean la vida del autor suelen darse dos posturas. De un lado está la
aceptación basada en la credibilidad y por otro la contrariedad fundada en la
originalidad.
Al
crear un personaje se le da una mayor o menor carga de vivencias personales según
la intención del autor. Y después de crear a varios personajes se encuentra con
un laberinto de espejos en los que una autobiografía se convierte en múltiples
autobiografías en cuanto que al enunciarlos y observarlos la historia te hace
replantearlos conforme a tus semejantes del día a día. Se quiera o no, toda
criatura parte de uno mismo al pensarla. El mero pensamiento es una recreación
indirecta de la realidad propia. La intención la circunscribo a elegir entre
credibilidad y originalidad sumado a la perspectiva del argumento. El saber
observar las emociones de uno mismo y canalizarlas en personajes con un
propósito en la historia, consiste en equilibrar esa carga autobiográfica que
da consistencia y por ende credibilidad con el horizonte de la historia y su
originalidad más allá del mundo. Es el juego de acelerar o frenar la
descripción de estados de ánimo o la individualidad del protagonista con la
situación en la que transcurre la historia y mensaje de la misma. Trascender de
lo subjetivo del personaje a lo objetivo del mensaje es un punto necesario para
que la novela o relato tenga relieve y no se quede en una historia plana para
desahogarse en la piel de otro con una situación parecida cambiando nombres y detalles
para no identificarlos con personas o hechos reales. El encontrarse
algunas novelas que abusan de la
autobiografía pierde la oportunidad de superarla y termina ahogándote en la
realidad en vez de darte un respiro a la misma. Otras novelas por el contrario
son pura fantasía en el sentido de no fundar en ninguna experiencia a los
personajes haciendo de sus historias castillos de naipes en el aire con los que
no puedes tomar suficientes puntos en común para que te enganche o identifiques.
A veces viene bien uno u otro extremo.
Mi apuesta personal es la suma y encaje de ventajas
de cada postura. El enfrentamiento es positivo cuando posibilita identificar
los pros y contras de cada una. Ese punto justo en el que los personajes
alcanzan su techo y la historia se lo rompe para construirles una terraza en el
hueco dejado desde donde poder respirar una nueva vida.
Yo creo, que incluso en los personajes más fantásticos hay parte del autor. No podría ser de otra manera... Enhorabuena por el artículo.
ResponderEliminarBuenas noches yurgo2:
ResponderEliminarGracias por el comentario, con los comentarios se alimentan las entradas habidas y por haber.
En los personajes fantásticos veo más posibilidades porque tienen menos ataduras cotidianas. Por ejemplo, puedes hacer que uno sea capaz de leer la mente pero tenga problemas para comunicarse con la gente porque no es capaz de controlar sus emociones propias. Una contradicción, que con el desarrollo de la historia puede acabar con la maduración emocional del personaje en cuestión y controlar para bien su poder de leer la mente. O todo lo contrario. O buscarle un tercer camino. Las contradicciones en este caso son la manifestación de las opciones que se nos presentan en forma de dilema personal y por ahí ver que decisiones pendientes tiene el autor, si esa es su intención.
Hasta luego y saludos cordiales.